miércoles, 24 de octubre de 2012

IVA y tasas universitarias: más que números

LA DOBLE PUÑALADA DEL AUMENTO DE LA IMPOSICIÓN INDIRECTA

Los impuestos siempre han sido un arma de doble filo para los economistas de la ortodoxia. Para la ortodoxia económica, el mecanismo de información esencial para consumidores y productores es el precio. Solo se toman decisiones óptimas y la economía se comporta eficientemente si estos precios son fidedignos. La alteración de estos precios socava la eficiencia de la economía pero, por otra parte, el Estado liberal debe sufragar ciertos gastos para la defensa de la propiedad privada. También Keynes decía que aumentar los tipos impositivos era uno de los instrumentos para aumentar los ingresos del Estado pero, por otra parte, reduce la renta disponible y por lo tanto el consumo. 
En el vídeo que tenéis aquí encima, diferentes dirigentes del gobernante Partido Popular protestan la decisión del anterior Gobierno del PSOE. No tiene desperdicio. Ambos Gobiernos justificaron su polémica decisión en la necesidad de, siguiendo la religión del déficit cero, aumentar los ingresos del Estado. Pero, ¿qué sucedió? En un sincero documento de la Agencia Tributaria se afirma que la recaudación el año posterior se mantuvo (+0,4%) mientras que el consumo cayó considerablemente (-6,0%)

Si bien la curva de Laffer es un constructo teórico ortodoxo encaminado a justificar las reducciones de impuestos, sirve para explicar ciertos comportamientos especialmente en épocas de tensión económica como la actual.

Este modelo explica que, dado un nivel de impuestos, una subida de estos puede conducir, paradójicamente, a una reducción de la recaudación. O al contrario. 

Como digo, opino que esto no es una ley general, sino que puede funcionar en etapas en las que la sensibilidad de la actividad económica sea más acusada. No solamente es que el balance de esta subida fuera claramente negativo, sino que además profundizó en la regresividad -más tienes, menos pagas en proporción- del sistema tributario, contraviniendo la Constitución con ello, por cierto. La nueva subida del PP se prevé todavía peor por el mayor volumen de la subida y la menor renta disponible por causa de los recortes.

¿Qué ha pasado en la Universidad? Pues, lamentablemente, algo muy parecido. Ya conocemos los datos de matriculación del presente curso en la Universidad de Valladolid y son ciertamente esclarecedores: Los alumnos de nuevo ingreso caen notablemente, el número total de alumnos se mantiene (+0,5 aprox.) y el número de créditos matriculados (asignaturas) disminuye nada menos que un 5,9%; la recaudación, impasible.

Las cifras y efectos son estremecedoramente parecidas a las provocadas por el aumento del IVA en la economía. Esta subida no solo es inútil, sino que reduce la calidad de vida y la calidad democrática de la ciudadanía, especialmente la de las clases más humildes. El acceso universal a los estudios superiores, como el acceso a los bienes necesarios para vivir dignamente, deberían ser un pilar básico para la igualdad de oportunidades que una democracia real necesita. Caminamos en dirección opuesta, y pronto alguien dirá aquello de "Ahora que el burro se había acostumbrado a no comer, va y se nos muere"

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