domingo, 1 de diciembre de 2013

Ucrania: a todo gas hacia Europa.

El futuro nuevo miembro del Club de los PIGS.



La consecuencia inmediata de que tu país entre en la Unión Europea es que a partir de ese momento accedes al derecho a viajar y comerciar con los países de ese club sin restricciones. A priori, parece un objetivo político-económico deseable y a nadie debería extrañarle la fuerte movilización en Ucrania para que su país dé este paso.

Pero si escarbamos un poco más en las consecuencias de la entrada en la UE podemos observar lo desiguales que son estas en función de la estructura económica del nuevo país miembro. Comerciar sin restricciones -sin poder tomar decisiones de política comercial- conlleva que los productos y servicios de tu país pasan a competir con los del resto de países de la Unión, sin trabas. Los más competitivos se venderán, el resto no. Algunos de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) mantenían estructuras productivas muy poco competitivas a la hora de entrar en la Unión Europea. 

El Gráfico inferior nos muestra la evolución de la Balanza por Cuenta Corriente de cada país desde el año en el que entró en la UE. Una balanza por Cuenta Corriente negativa implica, simplificando, que lo que ingresas del exterior es menor que lo que gastas en el exterior. Si tu Balanza por Cuenta Corriente es negativa -y no compensada por la cuenta de capital- tienes que financiarte en el exterior. Este es el origen de la crisis europea, como explicaba en un post anterior.
Ucrania tiene todas las papeletas para sufrir la misma suerte que la Grecia, España y Portugal de los años 80, y de un salto unirse de la noche a la mañana al club de los PIGS, galón solo concedido a países de suficiente envergadura como es su caso.

Hay que señalar que la Balanza Comercial de Ucrania (Gráfico inferior. Fuente: UN Comtrade), a día de hoy, tiene un comportamiento razonablemente sano, en unos níveles extremadamente similares a los que tenían los PIGS analizados antes de entrar en la Unión y que a continuación cayeron en picado.



Las principales exportaciones ucranianas son esencialmente Hierro, Petróleo y productos agrícolas. Algo más del 25% del total de sus exportaciones están destinadas a Rusia, mientras que dedica algo menos del 10% a sus tres principales socios comerciales en la UE: Polonia, Italia y Alemania. En este mundo multipolar en el que se están desdibujando los mapas de hegemonía política y económica, Europa asestaría un duro golpe a Rusia al hacer virar el comercio ucraniano hacia el Oeste.


Hace solo unos días, Ucrania firmó un contrato sobre producción conjunta de gas y petróleo para nuevas exploraciones en el Mar Negro. La Agencia Internacional de la Energía prevé, en uno de los escenarios que habitualmente plantea, que la producción de petróleo en Europea decaerá a un ritmo del 2,9% anual entre 2009 y 2035 (Gráfico). Mientras tanto, para el mismo período de tiempo, la producción del grupo de países en el que se encuentra Ucrania (No-OECD. Europe/Eurasia) crecerá moderadamente (0,3% anual).

La cosa está clara: con una demanda estable o creciente, Europa necesita reducir su dependencia exterior del petróleo. Ucrania es una pieza fundamental no solo por su producción interna de crudo y gas, sino porque es la puerta de entrada del gas ruso. Aún sin prever estas tendencias inexorables, Europa aprendió una valiosa lección cuando Putin cerró el grifo del gas a través de Ucrania y es sabedora de la vital importancia que tiene la resolución de la encrucijada ucraniana. 

La entrada de Ucrania en la UE sería un mal negocio para Rusia y uno incierto para la Unión Europea, pues permitiría resolver la cuestión del petróleo y el gas durante un tiempo pero, al mismo tiempo, profundizaría en el desequilibrio regional de la Unión. Además, con toda probabilidad, sería uno desastroso para una población que exige democracia y mejor calidad de vida, algo que, como sabemos, Europa no te garantiza.

La ciudadanía ucraniana se echa a la calle en busca de la modernización económica y política con la que suele identificarse la pertenencia a la Unión Europea. Sin embargo, vemos que la cuestión no es tan simple y que, una vez más, la realidad no tiene una sola cara y que en este puzzle existen intereses encontrados. La entrada en la UE podrá estimular la exportación de petróleo, aunque a costa de convertirse en importador neto de productos elaborados de alto valor añadido y terciarizando (economía de servicios) su economía, como se ha visto en países que anteriormente recorrieron el mismo camino. De la capacidad del pueblo ucraniano para dirimir su encrucijada teniendo en cuenta todas las variables posibles depende su futuro.