miércoles, 28 de noviembre de 2012

Hay alternativas, también en el Sector Privado

O DE CÓMO DESPEDIR A MEDIA PLANTILLA PARA SUBIRME EL SUELDO


La crisis nos ha dado de bruces con un viejo pero renovado estilo de hacer política: el de la inevitabilidad.

"Es lo que hay que hacer", "Es irremediable" y algunos parecidos son los irrefutables argumentos de peso para justificar y legitimar las "duras decisiones" que el Gobierno "debe tomar". Pero este mantra de la inevitabilidad, casi de la Divina Providencia, no es coto exclusivo del poder Público, sino que también campa a sus anchas en los señoríos del sector Privado.

Así, mientras en los grandes medios de comunicación, tertulianos, comentaristas y demás nos invitan a "apretarnos el cinturón", Gobierno y empresarios fuerzan la hebilla.

Desde el Sector Privado los numerosos EREs y despidos masivos quedan inapelablemente justificados por "la difícil situación económica" porque, "con la que está cayendo" todos "tenemos que remar en la misma dirección y hacer esfuerzos". Normal, "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades".

Utilizando este lenguaje, oportunamente acomodado en las seseras de la ciudadanía a través de los grandes medios de comunicación, insivisibilizan el discurso de las alternativas. Pudiendo legalizar la economía sumergida, previo pago de un peaje del 10%, ¿para qué luchar contra los grandes defraudadores y los paraísos fiscales? Pudiendo regalar a nuestros amigos el negocio de la salud y la educación ¿para qué vamos a reducir el gasto militar y la subvención a los centros privados? 

El Sector Privado aprende e imita. Juan Luís Cebrián, presidente de El País, toma "la dolorosa decisión" de despedir a 129 trabajadores. No por gusto, sino porque "no podemos seguir viviendo tan bien". Juan Luís Cebrián cobra 13 millones de euros anuales. Suponiendo 2.500 € de sueldo a cada uno de los trabajadores rechazados, pagas extra incluídas, la empresa se ahorraría unos 4,5 millones de euros: un 35% aproximadamente del sueldo del gran jefe.  ¿Podría vivir una persona con 8,5 millones de euros anuales para que 129 no vivan con 0? ¡Y no se incluyen los salarios del resto de la Alta Dirección! 

Vámonos a la banca. Siguiendo un recomendabilísimo estudio de CCOO, podemos comprobar que las decisiones económicas de los individuos son bastante lejanas a lo racional. El total de remuneraciones de la Alta Dirección del Banco Santander -46 personas- ascendía a 101 millones de euros en 2010. Entre 2004 y 2010 se redujo la plantilla de trabajadores en un 6%, lo que equivaldría a unos 43 millones de euros. Durante ese mismo tiempo, la remuneración de la Alta Dirección aumentó en 37 millones de euros. ¿Son decisiones de eficiencia económica o estrategias de distribución de la renta en favor de quienes detentan el poder? 

El caso del BBVA es similar: 4.000 trabajadores menos y 18 millones de euros extra para las 25 personas de la Alta Dirección. En Caja Madrid, hoy Bankia, el caso es sangrante, pues si bien aumentaron su plantilla en un 8%, los emolumentos de la Alta Dirección aumentaron en un 122%.


Seamos serios. ¿Qué economía queremos? Si queremos una economía en la que el ingreso esté equitativamente distribuído, los productos y servicios sean de calidad y pensados en el usuario, tenemos que huir de este modelo. Mientras lo producido por estas empresas se distribuya mayoritariamente entre el capital (propietarios) y los trabajadores de la alta dirección en detrimento del grueso de los trabajadores, no podremos aceptar la racionalidad del individuo en la toma de decisiones económicas. ¿Para cuándo un salario máximo que frene este sinsentido? ¿Quién ha vivido y vive "por encima de sus posibilidades? ¿Para cuándo la prohibición de EREs en empresas con beneficios y con aumentos en los sueldos de la alta dirección? ¿Para cuándo un sistema económico justo? Hay alternativas, también en el Sector Privado.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿POR QUÉ SUBEN LOS PRECIOS?

 LAS DISTINTAS POSTURAS Y LA POLÍTICA DE LA UE.

Como ya adelanté hace una semana citando unas palabras de Sampedro, tenía ganas de escribir algo acerca de los precios y de la inflación. Se trata de una cuestión con más relevancia de la que pensamos en la desinflada Europa actual, pues como ya vimos, juega un papel importante en las diferencias entre Europa del Sur y del Norte. Además, la inflación es una realidad muy actual y ciertamente persistente en América Latina, cuestión por la que fuí recientemente preguntado.

¿Por qué suben los precios? ¿Por qué el modo de producción capitalista es intrínsecamente inflacionario? ¿Cuál es la razón por la que en América Latina los precios, literalmente, vuelen? ¿Por qué preocupa tanto al Banco Central Europeo cortar las alas a los precios?

Para la ortodoxia la respuesta es el monetarismo, según el cual, los precios aumentan si hay una cantidad de dinero superior a la necesaria en la economía. Siguen la teoría cuantitativa del dinero, brevemente descrita anteriormente, por lo que exigen una entidad independiente que controle la cantidad de dinero en circulación como única intervención necesaria para que la economía se autorregule. Este papel lo juegan los Bancos Centrales, como el BCE.

También dentro de la ortodoxia se afea a los salarios la capacidad de tener efectos alcistas en los precios. A través de esta deducción teórica, se contruye la Curva de Phillips, que relaciona la estabilidad de precios y el empleo, dibujando una incompatibilidad manifiesta de ambos objetivos de la política económica. Esta visión fue impulsada por Keynesianos y aceptada por los monetaristas hasta la década de los 70, en la que esta teoría quedó refutada por la vía de los hechos: los altos precios y el alto desempleo simultáneo.

Yéndonos a la heterodoxia, cuando no disidencia, podemos apreciar las discrepancias de estos modelos desde el estructuralismo y el marxismo. Una vez el keynesianismo en su totalidad se hunde en los 70, presionado por la crisis económica, la reprobación de facto de la Curva de Phillips propició la entrada triunfal del monetarismo al trono de la hegemonía ortodoxa. Es entonces cuando se desarrollan las políticas neoliberales en ese laboratorio social llamado latinoamérica: las dictaduras de Pinochet y Videla en Chile y Argentina son buenas noticias para los negocios y para abonar las políticas neoliberales. "Lo importante no era el desempleo, sino los precios, hasta el punto de elaborarse una nueva tasa denominada NAIRU (tasa de desempleo no generadora de inflación)", dice Carlos Berzosa en su trabajo con José Luís Sampedro, La inflación (Debate, 2012).

En este contexto, los economistas de la CEPAL, comienzan a plantear sus objeciones al monetarismo: el exceso de la cantidad de dinero no es una causa, sino una consecuencia. El error del monetarismo sería, según una analogía de Sampedro, que tras investigar la inundación de un pueblo concluir que la causa es el exceso de agua y no la ruptura del embalse aguas arriba.

Según los estructuralistas la inflación latinoamericana se debe, resumiendo, a:

* La baja capacidad exportadora
* El bajo nivel de ahorro
* Un sistema tributario regresivo.

Estos factores, subrayan,hacen imprescindible la creación de dinero para corregir estos desequilibrios estructurales. Además, este proceso inflacionario, se vería reforzado por la presión acumulativa de la propia inflación, que implica subidas de los tipos de interés y el desplazamiento de la economía hacia el plano especulativo e informal.

Por su parte, en su citado trabajo, Sampedro y Berzosa añaden condicionantes sistémicos y sociales al estudio de los precios. Hablan, entre otras cosas, a propósito de la referida inflación de salarios, de cómo son los beneficios empresariales y no los sueldos, los que empujan los precios hacia delante. La reproducción del capital -el sostenimiento de la actividad productiva de un ejercicio económico a otro- hace necesarias las subidas de precios. La inflación es una característica esencial del capitalismo. Incluso bajo la dominación del monetarismo se genera inflación.

El marxismo ortodoxo proporcionaría un armazón teórico a los cuestionamientos de Sampedro y Berzosa. La competencia entre los capitalistas  conduce a la elminación de los capitales más ineficientes, llegando a una situación en la que el capital se concentra y se centraliza en pocas manos. Se da una situación de monopolio (más frecuente hasta los 80) o de oligopolio (más frecuente en la actualidad). Esta situación de poder es el acicate necesario para que las empresas alcen los precios. No es descabellado pensar en este tipo de control en sectores tan importantes para la vida de las personas como los combustibles, energía, telecomunicaciones, inmobiliario y el agroalimentario.

Una explicación más refinada, dentro del Marxismo, la da Anwar Shaickh. Según ella y, sin extenderme demasiado, la inflación es consecuencia de tasas de inversión superiores a la capacidad reproductiva del capital. Es decir, que si la tasa de ganancia de una economía crece al 5% y la inversión al 7%, por ejemplo, esa diferencia solo puede recuperarse a través de subidas de precios. Esto explicaría, junto con las cuestiones estructurales apuntadas por los economistas de la CEPAL, la persistente inflación de, por ejemplo, Venezuela, un país que está viviendo un impulso inversor crecientemente superior al de la tasa de beneficio.

Como reflexión final, me gustaría señalar cómo el monetarismo ha logrado identificar a la inflación como un elemento perturbador de la economía provocado por agentes externos al sistema económico, que impiden sus idílicos equilibrios, hasta el punto de colarse en la RAE. Según ella, la inflación es la "elevación notable de los precios con efectos desfavorables para la economía de un país".  Si en la RAE supieran que la inflación es consustancial  al capitalismo, ¿la darían el mismo tratamiento? Esta fé ciega en las políticas monetarias son las que tienen sumidas a Europa en la receta de la austeridad, no vaya a ser que la gente disfrute de calidad de vida y suban un poco los precios o el Euro se desestabilice.






miércoles, 24 de octubre de 2012

IVA y tasas universitarias: más que números

LA DOBLE PUÑALADA DEL AUMENTO DE LA IMPOSICIÓN INDIRECTA

Los impuestos siempre han sido un arma de doble filo para los economistas de la ortodoxia. Para la ortodoxia económica, el mecanismo de información esencial para consumidores y productores es el precio. Solo se toman decisiones óptimas y la economía se comporta eficientemente si estos precios son fidedignos. La alteración de estos precios socava la eficiencia de la economía pero, por otra parte, el Estado liberal debe sufragar ciertos gastos para la defensa de la propiedad privada. También Keynes decía que aumentar los tipos impositivos era uno de los instrumentos para aumentar los ingresos del Estado pero, por otra parte, reduce la renta disponible y por lo tanto el consumo. 
En el vídeo que tenéis aquí encima, diferentes dirigentes del gobernante Partido Popular protestan la decisión del anterior Gobierno del PSOE. No tiene desperdicio. Ambos Gobiernos justificaron su polémica decisión en la necesidad de, siguiendo la religión del déficit cero, aumentar los ingresos del Estado. Pero, ¿qué sucedió? En un sincero documento de la Agencia Tributaria se afirma que la recaudación el año posterior se mantuvo (+0,4%) mientras que el consumo cayó considerablemente (-6,0%)

Si bien la curva de Laffer es un constructo teórico ortodoxo encaminado a justificar las reducciones de impuestos, sirve para explicar ciertos comportamientos especialmente en épocas de tensión económica como la actual.

Este modelo explica que, dado un nivel de impuestos, una subida de estos puede conducir, paradójicamente, a una reducción de la recaudación. O al contrario. 

Como digo, opino que esto no es una ley general, sino que puede funcionar en etapas en las que la sensibilidad de la actividad económica sea más acusada. No solamente es que el balance de esta subida fuera claramente negativo, sino que además profundizó en la regresividad -más tienes, menos pagas en proporción- del sistema tributario, contraviniendo la Constitución con ello, por cierto. La nueva subida del PP se prevé todavía peor por el mayor volumen de la subida y la menor renta disponible por causa de los recortes.

¿Qué ha pasado en la Universidad? Pues, lamentablemente, algo muy parecido. Ya conocemos los datos de matriculación del presente curso en la Universidad de Valladolid y son ciertamente esclarecedores: Los alumnos de nuevo ingreso caen notablemente, el número total de alumnos se mantiene (+0,5 aprox.) y el número de créditos matriculados (asignaturas) disminuye nada menos que un 5,9%; la recaudación, impasible.

Las cifras y efectos son estremecedoramente parecidas a las provocadas por el aumento del IVA en la economía. Esta subida no solo es inútil, sino que reduce la calidad de vida y la calidad democrática de la ciudadanía, especialmente la de las clases más humildes. El acceso universal a los estudios superiores, como el acceso a los bienes necesarios para vivir dignamente, deberían ser un pilar básico para la igualdad de oportunidades que una democracia real necesita. Caminamos en dirección opuesta, y pronto alguien dirá aquello de "Ahora que el burro se había acostumbrado a no comer, va y se nos muere"

jueves, 18 de octubre de 2012

Dominio del lenguaje y frustración ciudadana

NEOLIBERALISMO: LA CIENCIA QUE NO EXPLICA NADA

En muchos ámbitos se conoce a la Economía como la ciencia lúgubre y no sin razón. Sin embargo, se trata de una injusticia, pues este tétrico nombre se le atribuye gracias al tratamiento de esta ciencia social que hace la Economía Ortodoxa, que se asimila a la Economía como disciplina y que totaliza el debate público y académico. Concretamente, reducir la economía a la "ciencia que analiza el comportamiento humano como una relación entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos" como propuso Lionel Robins en 1932, es la que le ganó a la Economía su triste adjetivo.

Aprovechando que pronto hablaré sobre teorías alternativas a la inflación -ya hablé de ello anteriormente para referirme a la crisis de deuda del Sur de Europa- hoy me remitiré a citar a José Luís Sampedro. En las líneas que transcribo a continuación, aborda el problema de la inflación, dando una lección magistral de Economía Política. La dominación del lenguaje por parte de la clase hegemónica hace incomprensibles a la ciudadanía los procesos económicos, los subsume en ellos y los inutiliza políticamente.

Os dejo con José Luís Sampedro (C. Berzosa y J.L. Sampedro, La inflación, 1976):

"La teoría convencional sólo ofrece una versión incompleta de la realidad y explica la inflación de una manera expurgada, como para menores de edad. Una ciencia tal es ciertamente curiosa. Y, además, resulta por fuerza decepcionante. Cuando el trabajador pregunta a esos manuales capitalistas por las causas de la inflación, recibe, con enfática insistencia y entre primores académicos más o menos frondosos, las dos principales respuestas siguientes, a menudo combinadas: una, que la culpa es del exceso de dinero en el mercado o un exceso de demanda y, otra, que la culpa la tienen el propio trabajador y sus compañeros, por empeñarse en obtener mayores salarios.
El trabajador se decepciona porque no hace falta el doctorado en economía para replicar a ambas respuestas. Ante la primera puede decir: ¿Por qué he de pagar yo las consecuencias de un exceso de dinero, si yo no lo provoco ni tampoco sobra en mi bolsillo? Ante la segunda, se sentirá justamente indignado: ¿Cómo no he de pretender mayor salario si con el mismo dinero al mes vivo cada vez peor? Pero ambas réplicas no sirven de gran cosa ante el mayor poder político de los que se justifican con las respuestas oficiales. Y el trabajador vuelve la espalda a los manuales, comprendiendo que son ajenos a su vida; pero sigue sin poder explicarle por qué le pasa lo que le pasa"


lunes, 15 de octubre de 2012

Soberanía alimentaria: también en Valladolid.

EL INSOSTENIBLE NEGOCIO DE LA REMOLACHA AZUCARERA


 El uso mayoritario de la remolacha en España es su procesado para convertirlo en azúcar, por lo que se la denomina como remolacha azucarera. En este sentido, la producción de remolacha azucarera está condicionada por el cupo impuesto por la Política Agraria Común para la producción de azúcar, que asciende a 498.480,2 t anuales. Este medio millón de toneladas que se pueden producir en el Estado español se reparten entre tan solo dos empresas: Azucarera Iberia S.L. con 2/3 de la cuota total y perteneciente al gigante Ebro-Puleva, y ACOR, con 1/3 de la cuota. En Castilla y León operan las dos empresas, con las fábricas de La Bañeza, Toro, Miranda (Azucarera) y Olmedo (ACOR).

Para producir todo este azúcar se requieren numerosas zonas de cultivo de remolacha que se dividen en dos: las de recolección invernal (Zona Norte) y las de recolección estival (Zona Sur). En Castilla y León se produce el 90'2% de toda la remolacha de recolección invernal. Si bien es cierto que se trata de una región muy extensa, es fácil darse cuenta de que la intensidad del cultivo debe ser alta para dicha proporción.

Por lo que vemos, para que la recolección de remolacha orientada a la producción de azúcar sea rentable -subvenciones aparte- para estas dos grandes empresas, se requieren grandes extensiones de cultivo. El proceso productivo del azúcar de remolacha es complejo, desde la plantación de remolacha al transporte, almacenamiento, procesado y refinado del producto para su distribución.

El óptimo de germinación de la remolacha se alcanza a temperaturas intermedias (22ºC) abolutamente impropias del clima extremo de la meseta vallisoletana, con inviernos muy fríos y veranos extremadamente calurosos y secos. Dado que la remolacha es un 75% de agua, los requerimientos de agua necesarios para su cultivo son altos. Concretamente, para Valladolid, las necesidades medias de agua anuales, calculadas como la diferencia entre el consumo que necesitan y la cantidad de lluvia recibida, son de 478 L/m² anuales. Mientras la patata consume una media de 575 L/m² anuales, la remolacha azucarera consume 665 L/m², con lo que comparativamente podemos comprobar que los insumos necesarios de agua son elevados. Esto requiere la implementación de sistemas de regadío que drenan el uso del agua que se podría utilizar para otras actividades si existiera una producción más variada o más en armonía con las condiciones climáticas de Castilla y León y Valladolid en particular.

Tras la recolecta se transporta la remolacha a una de las 4 fábricas de Castilla y León, en la que se procesa utilizando agresivas sustancias químicas y grandes aportaciones de agua y energía.

La misma ACOR explica de dónde obtiene sus insumos de agua y energía y cómo gestiona los residuos. El agua es tomada directamente del río y una vez utilizada, parte es devuelta al río y parte depurada en la misma fábrica, lo que genera un nuevo proceso energético deficitario. La energía que necesita se produce a través de una central termoeléctrica que genera grandes cantidades residuos en forma de CO².

Así, los efectos para la economía y sociedad vallisoletana son los siguientes:

  • La pérdida de tierras dedicadas a una variedad mayor de cultivos con menos requerimientos de insumos por ser más adecuados a la realidad climática y geográfica de la región, con la conseguiente pérdida de diversidad cultural agronómica que conlleva.
  • Ruptura con la estructura tradicional de la superficie agrícola castellana y del Norte en general de pequeña propiedad de cultivos orientados a autoconsumo y variados, con los campesinos como principales beneficiarios de la producción destinada a comercio. Las grandes extensiones de tierra y de insumos cambian la estructura de la propiedad en beneficio de dos gigantes de la alimentación.
  • Desigual distribución de la renta, pues solo dos grandes grupos empresariales obtienen grandes beneficios a costa de muy pocos trabajadores (hay tan solo 1500 trabajadores en el sector primario en Valladolid, de los cuales no todos trabajan la remolacha, obviamente) de baja cualificación e ingresos en el caso de la recolecta -los más numerosos- y de un perfil técnico y procedente de ámbitos no rurales en el caso del procesado.
  • Empobrecimiento de las tierras de cultivo, sometidas a una intensidad recolectora no natural, de la mano de fertilizantes químicos, para maximizar la producción de azúcar de las empresas procesadoras. Pérdida de resistencia a plagas por la uniformidad de las semillas.
  • Uso ineficiente del agua, pues podría ser utilizado en otras actividades con menores requerimientos y más acordes con la región y porque requiere un esfuerzo energético en depuración que podría ser innecesario si no se tratara de producciones a gran escala sino de consumo local.
  • Necesidades energéticas cubiertas con medios no renovables y contaminantes, con emisiones de CO², que además genera enfermedades respiratorias para las poblaciones locales.

    A todo esto hay que añadir que, gracias a sus economías de escala y apoyo del Estado, tiene nefastas consecuencias para los países del Sur que, no solo no pueden competir en la producción de azúcar, sino que ven inundados sus mercados del azúcar español, ecológica y económicamente inviable, pero más barato.

martes, 2 de octubre de 2012

TRANSFORMAR EUROPA O CRISIS ETERNA (II)

MERCADO COMÚN, DEUDA ILEGÍTIMA Y SALIDA DEL EURO


Ahora que hemos que hemos sembrado dudas respecto a un viejo lugar común en la Economía frecuentado tanto por ortodoxos como por no pocos heterodoxos, sin amedrentarnos un pelo vamos a reflexionar sobre otros tabúes. El primer tabú al que hemos desafiado no es otro que el de  la asunción de que el libre comercio entre naciones, cualesquiera sean sus estructuras productivas, es positivo para ambas. Ahora vamos a preguntarnos: ¿son, no solo el Euro, sino también el mismo mercado único europeo, un peligro para Europa del Sur?

La posición competitiva de un país con respecto a otro, suele medirse a través de la Relación Real de Intercambio (RRE), que incluye los siguientes elementos: 

(Pint*T.cambio)/Pext 
Donde: Pint es el nivel de precios en el país de referencia; Pext es el nivel de precios en el país externo con el que estamos llevando a cabo la comparativa; T.cambio el tipo de cambio entre las monedas de ambos países. Cuando de esta ecuación se obtiene una cifra superior a 1, implica una peor situación competitiva del país de referencia, pues su nivel de precios -ajustado por el tipo de cambio- es mayor que el del país externo. Las implicaciones del Euro en este escenario son obvias: 
1/ La capacidad exportadora de un país solo viene determinada por el nivel de precios -estructura productiva- de los dos países , pues el tipo de cambio es 1 al comerciar con la misma moneda.
2/ Para revertir una situación de déficit persistente en un país, no está permitido acudir a una política económica de tipos de cambio que mejore temporalmente la situación competitiva de este país.

Como vemos en el gráfico, la RRE de Europa del Sur (más Irlanda) con respecto a Alemania no ha hecho más que empeorar -siempre por encima de 1- desde la entrada en vigor del Euro.
En este contexto, las balanzas comerciales de Europa del Sur, arrastran un déficit sistemático por cuenta corriente del que es imposible salir. Lo más llamativo del gráfico es que esta divergencia en las balanzas comerciales se intensifica de forma sobresaliente desde la entrada en vigor de la moneda única. En este contexto, según la teoría cuantitativa del dinero, al disminuir la cantidad de dinero en circulación en Europa del Sur, los precios deberían disminuir, mientras que en Alemania deberían aumentar. En cambio, nos encontramos con esto:
.
¿Por qué la realidad se enfrenta tan violentamente a la teoría económica hegemónica? Siguiendo la teoría alternativa ofrecida en la anterior entrada, al disponer de menos medios de pago en los países deficitarios (Europa del Sur), las reservas bancarias disminuirían y las instituciones financieras, compitiendo entre sí, ofrecerán rendimientos mayores a quienes les ofrezcan financiación. Mientras, en Alemania, con mayores cotas de liquidez debido a su posición exportadora, los bancos están dispuestos a ofrecer un menor rendimiento a quienes les presten dinero, por lo que los bancos de Europa del Sur, se vuelven inusitadamente atractivos para los financieros alemanes.

Con este gráfico podemos demostrar, al margen del pánico que ha provocado la huida en el último año, la entrada de capitales en España durante los primeros años del Euro.

Y así es como el déficit en el Sur no solo no se revierte sino que se agrava, convirtiéndose en crónico, y se le suma un endeudamiento que se convertirá también en persistente, del Sur hacia el Norte.

Por lo tanto, identifiquemos las causas de esta situación:

1/ Una Europa con desiguales estructuras productivas, en un contexto de total libertad comercial, conduce a un déficit sistemático de balanza de pagos de uno, correspondiente con el superávit de otros.
2/ Que estos desequilibrios no se ajustan automáticamente como preconiza la teoría neoliberal, sino que se convierten en estructurales y generan indirectamente que los países deficitarios se endeuden con los superavitarios.
3/ La existencia de una moneda común impide realizar un ajuste vía tipos de cambio. Países con muy diferentes estructuras productivas, intercambian mercancías con la misma moneda como denominador común.

Poniendo de relieve que el mercado común beneficia más a unos que a otros, se hace necesario un replanteamiento de la política comercial de la Unión Europea; cuestionar la legitimidad de un endeudamiento exterior provocado por un orden manifiestamente injusto; romper el miedo a hablar de una salida ordenada del Euro por parte de Europa del Sur y que las fuerzas progresistas de estos países integren en su programa político este debate.

De lo contrario, tenemos crisis para rato.

Datos: elaboración propia a partir de Eurostats y Banco Mundial.

viernes, 28 de septiembre de 2012

TRANSFORMAR EUROPA O CRISIS ETERNA (I)

Por qué en el comercio unos ganan y otros pierden. Aproximación teórica.

La Economía Ortodoxa-ayer liberal, hoy neoliberal o neoclásica-, es la teoría hegemónica entre los economistas en la actualidad. Al contrario de lo que pueda pensarse, no está sujeta en esta posición por modernísimas técnicas y novedosas teorías que la enriquecen, sino más bien al contrario. Las raíces de la Economía Neoclásica se hunden en la España del siglo XVI. 

Martín de Azpilcueta (1.492-1.586), navarro al que podría considerarse como fundador de la Economía Clásica si el Imperio Británico no hubiera encumbrado a Adam Smith a estos altares, elaboró una rudimentaria teoría del dinero: la teoría cuantitativa. Resumiendo, observaba cómo -debido a la llegada masiva del oro americano- la variación de precios estaba directamente relacionada con la cantidad de dinero en circulación. Así, cuando aumenta la cantidad de dinero en la economía, los precios actuarían en consonancia. En seguida volvemos sobre ello.

Trescientos años después, David Ricardo (1.772-1.823), Economista y especulador en Bolsa, desarrolló la teoría de la ventaja comparativa para explicar el funcionamiento del comercio internacional. Según ella, al principio uno de los dos países que comercian sale ganando -el más competitivo- ya que el primero exporta al segundo, expandiéndose a su costa. A continuación se pone en marcha la teoría cuantitativa del dinero, pues el país importador inunda de dinero al exportador, haciendo que los precios se eleven, mientras que en éste pasa justo lo contrario. Así, el que exportaba se torna menos competitivo por la subida de los precios y el que importaba más competitivo, por lo que se intercambiarían los papeles hasta llegar a un punto de equilibrio. En equilibrio, ambos ganan.

La Economía Heterodoxa contesta impugnando la Teoría Cuantitativa del dinero. La teoría cuantitativa del dinero "es un viejo disparate", dice Marx, ya que el aumento de la cantidad del dinero lo que genera es una reducción de los tipos de interés -precio del dinero- en el país exportador -fruto del aumento de la liquidez- y un aumento de los mismos en el país importador. Un país con tipos de interés más altos es más atractivo para los financiadores, pues obtienen más rendimiento por su dinero. Según Anwar Shaikh, en sus Teorías del Comercio Internacional(Maia, 2009), esto provocaría la afluencia de capital financiero al país deficitario proveniente del país superavitario, haciendo que el déficit comercial sea permanente y financiado con préstamos del exterior.

El Comercio internacional, en una economía capitalista, no produce situaciones win-win en la que todos los concurrentes ganan, como decía Ricardo. Más bien lo que sucede es que la desigualdad entre los países se convierte en crónica y comparativamente perjudicial para el país menos competitivo. Ha-Joon Chang, en Retirar la escalera (La catarata, 2004), sostiene con datos incuestionables que los países industrializados se desarrollaron gracias al proteccionismo y que, una vez alcanzada su induscutible hegemonía económica, abrazaron el librecambismo y  obligaron a los países empobrecidos a abrazarlo del mismo modo. Así, la estructura económica internacional queda anclada en la situación en la que la los países industrializados comercian en relación de desigualdad, endeudando a los países empobrecidos. Pero, por supuesto, esta relación no es unidireccional ni estática. En el seno de la Unión Europea se ha creado una situación análoga a la del conjunto del planeta. 


En la próxima entrada será analizada con datos y estadísticas aplicadas a este problemática, que mantiene a Europa del Sur absorta en su propia miseria.