viernes, 28 de septiembre de 2012

TRANSFORMAR EUROPA O CRISIS ETERNA (I)

Por qué en el comercio unos ganan y otros pierden. Aproximación teórica.

La Economía Ortodoxa-ayer liberal, hoy neoliberal o neoclásica-, es la teoría hegemónica entre los economistas en la actualidad. Al contrario de lo que pueda pensarse, no está sujeta en esta posición por modernísimas técnicas y novedosas teorías que la enriquecen, sino más bien al contrario. Las raíces de la Economía Neoclásica se hunden en la España del siglo XVI. 

Martín de Azpilcueta (1.492-1.586), navarro al que podría considerarse como fundador de la Economía Clásica si el Imperio Británico no hubiera encumbrado a Adam Smith a estos altares, elaboró una rudimentaria teoría del dinero: la teoría cuantitativa. Resumiendo, observaba cómo -debido a la llegada masiva del oro americano- la variación de precios estaba directamente relacionada con la cantidad de dinero en circulación. Así, cuando aumenta la cantidad de dinero en la economía, los precios actuarían en consonancia. En seguida volvemos sobre ello.

Trescientos años después, David Ricardo (1.772-1.823), Economista y especulador en Bolsa, desarrolló la teoría de la ventaja comparativa para explicar el funcionamiento del comercio internacional. Según ella, al principio uno de los dos países que comercian sale ganando -el más competitivo- ya que el primero exporta al segundo, expandiéndose a su costa. A continuación se pone en marcha la teoría cuantitativa del dinero, pues el país importador inunda de dinero al exportador, haciendo que los precios se eleven, mientras que en éste pasa justo lo contrario. Así, el que exportaba se torna menos competitivo por la subida de los precios y el que importaba más competitivo, por lo que se intercambiarían los papeles hasta llegar a un punto de equilibrio. En equilibrio, ambos ganan.

La Economía Heterodoxa contesta impugnando la Teoría Cuantitativa del dinero. La teoría cuantitativa del dinero "es un viejo disparate", dice Marx, ya que el aumento de la cantidad del dinero lo que genera es una reducción de los tipos de interés -precio del dinero- en el país exportador -fruto del aumento de la liquidez- y un aumento de los mismos en el país importador. Un país con tipos de interés más altos es más atractivo para los financiadores, pues obtienen más rendimiento por su dinero. Según Anwar Shaikh, en sus Teorías del Comercio Internacional(Maia, 2009), esto provocaría la afluencia de capital financiero al país deficitario proveniente del país superavitario, haciendo que el déficit comercial sea permanente y financiado con préstamos del exterior.

El Comercio internacional, en una economía capitalista, no produce situaciones win-win en la que todos los concurrentes ganan, como decía Ricardo. Más bien lo que sucede es que la desigualdad entre los países se convierte en crónica y comparativamente perjudicial para el país menos competitivo. Ha-Joon Chang, en Retirar la escalera (La catarata, 2004), sostiene con datos incuestionables que los países industrializados se desarrollaron gracias al proteccionismo y que, una vez alcanzada su induscutible hegemonía económica, abrazaron el librecambismo y  obligaron a los países empobrecidos a abrazarlo del mismo modo. Así, la estructura económica internacional queda anclada en la situación en la que la los países industrializados comercian en relación de desigualdad, endeudando a los países empobrecidos. Pero, por supuesto, esta relación no es unidireccional ni estática. En el seno de la Unión Europea se ha creado una situación análoga a la del conjunto del planeta. 


En la próxima entrada será analizada con datos y estadísticas aplicadas a este problemática, que mantiene a Europa del Sur absorta en su propia miseria.