martes, 10 de febrero de 2015

No diga salarios ligados a la productividad, sino al PIB

La Patronal ha propuesto recientemente que los salarios crezcan o disminuyan según crezca o disminuya el PIB. La propuesta llama la atención en tanto que una forma de calcular en PIB consiste precisamente en la suma de la Renta de los Asalariados y la Renta del Capital. Se agregan todos las rentas salariales por un lado y todas las rentas del capital (alquileres inmobiliarios, dividendos de acciones, intereses de depósitos...), dando como resultado el PIB de un año*.

Es decir: proponen que el crecimiento de los salarios esté ligado a sí mismo, al menos en una proporción. En España, los salarios son una proporción de entre un 45% y un 50% entre 1996 y 2013 (PIB a precios de mercado, base 2010). Para facilitar los cálculos que haremos posteriormente, asumimos la conservadora premisa de que los salarios representan la mitad del PIB.

En primer lugar, observamos la evolución del crecimiento, de un año a otro, de los salarios con respecto al crecimiento el mismo año del PIB total. Como revela el gráfico, durante los años de bonanza los salarios crecían ligeramente por debajo del PIB y, tras un brevísimo ajuste en los primeros años de la crisis, los salarios crecen sustancialmente por debajo de él. Por ello, a priori, la propuesta de la patronal puede parecer una buena idea que habría neutralizado la redistribución regresiva de rentas que ha supuesto la crisis (más desigualdad en el ingreso y menor poder adquisitivo de la mayoría de la población).

Salarios PIB
Crecimiento interanual de los salarios y el PIB. Fuente: Elaboración propia a partir de INE.

No obstante, debemos tener en cuenta que el dato de la Renta de los Asalariados es una suma de todas las rentas de todos los trabajadores/as del país, por lo que su disminución no solo responde a a la caída real de los salarios tomados individualmente, sino también a que hay millones de salarios que se han dejado de cobrar por la destrucción de empleo. Esto es, estaríamos midiendo la distribución funcional de la renta, no la distribución personal.

Lo que sucedería, si lo medimos desde esta segunda óptica, sería lo siguiente:

1/ Se agravarían las desigualdades que la crisis ha intensificado.
2/ El poder adquisitivo de todas las personas asalariadas caería.
3/ La subida de los salarios no dependería del desempeño de los trabajadores/as, sino de los capitales. Se estaría ligando los salarios a la productividad, pero diciéndolo de una forma aparentemente neutra.

¿Cómo? Sirva un ejemplo. A un mismo nivel de empleo, si un primer año los salarios crecen un 3% y las rentas del capital otro 3% -asumiendo como decíamos, que cada parte supone la mitad del PIB, es decir, que afectan  con la misma intensidad al crecimiento del PIB, cada una aportando la mitad del crecimiento- al año siguiente se negociaría una subida salarial del 3% (1,5+1,5, la mitad aportada por cada variable). Si al año siguiente los salarios suben ese 3% y las rentas del capital un 2%, se fijaría una subida salarial para el siguiente ejercicio del 2,5% (1,5+1). Al siguiente, esa subida del 2,5% y un aumento de las rentas del capital del 4%, se fijaría para el siguiente período un crecimiento salarial del 3,25% (1,25+2). Así pues, la fuerza que impulsaría los salarios al alza o a la baja es el comportamiento del capital (cuánto aumentan las rentas por alquileres, los dividendos o los intereses por los depósitos), es decir: de cuánto rendimiento generan los asalariados a los perceptores de capital (productividad). 

Es cierto que en una crisis prolongada como la actual se habría suavizado la caída de los salarios, pero a costa de dos cuestiones importantes:

Productividad sectores España
1/ La productividad no depende tanto del mejor o peor desempeño de los asalariados, sino a la estructura productiva y organización empresarial: sectores en los que se invierte (Construcción y Hostelería, por ejemplo, tradicionalmente menos productivos) y la forma en que se distribuye el ingreso entre propietarios, directivos y trabajadores.

2/ Los incrementos de productividad durante la crisis en España no han sido fruto del mejor hacer de ningún agente económico, sino del saqueo que las élites empresariales llevan a cabo en el sector privado, como las élites políticas (tan interrelacionadas) lo han hecho en el público. Prueba de ello lo da el fortísimo incremento de la productividad vivido en el sector que más empleo destruyó con la irrupción de la crisis: la construcción. 

Es decir: mientras se destruía empleo, los beneficios se han mantenido, disminuido en menor medida o incluso aumentado.

Por lo tanto, ligar los salarios al PIB no es otra cosa que la vieja reivindicación de la gran patronal de vincularlos a la productividad, revestida de la neutralidad que le confiere el indicador por antonomasia, erróneamente asociado al bienestar. Ligar los salarios a la productividad no solo supone de facto una merma en el poder adquisitivo de la ciudadanía, sino que ni siquiera supondría un incentivo meritocrático para los trabajadores, más bien un elemento accesorio al saqueo del capitalismo corporativista de amiguetes que sufrimos en este país.
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* Despreciando los impuestos netos sobre importaciones y exportaciones.