El futuro nuevo miembro del Club de los PIGS.
La consecuencia inmediata
de que tu país entre en la Unión Europea es que a partir de ese
momento accedes al derecho a viajar y comerciar con los países de ese club
sin restricciones. A priori, parece un objetivo político-económico
deseable y a nadie debería extrañarle la fuerte movilización en
Ucrania para que su país dé este paso.
Pero si escarbamos un
poco más en las consecuencias de la entrada en la UE podemos
observar lo desiguales que son estas en función de la estructura
económica del nuevo país miembro. Comerciar sin restricciones -sin
poder tomar decisiones de política comercial- conlleva que los
productos y servicios de tu país pasan a competir con los del resto
de países de la Unión, sin trabas. Los más competitivos se
venderán, el resto no. Algunos de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia
y España) mantenían estructuras productivas muy poco competitivas a
la hora de entrar en la Unión Europea.
El Gráfico inferior nos muestra la
evolución de la Balanza por Cuenta Corriente de cada país desde el
año en el que entró en la UE. Una balanza por Cuenta Corriente
negativa implica, simplificando, que lo que ingresas del exterior es
menor que lo que gastas en el exterior. Si tu Balanza por Cuenta
Corriente es negativa -y no compensada por la cuenta de capital- tienes
que financiarte en el exterior. Este es el origen de la crisis
europea, como explicaba en un post anterior.
Ucrania tiene todas las
papeletas para sufrir la misma suerte que la Grecia, España y
Portugal de los años 80, y de un salto unirse de la noche a la
mañana al club de los PIGS, galón solo concedido a países de
suficiente envergadura como es su caso.
Hay que señalar que la Balanza Comercial de Ucrania (Gráfico inferior. Fuente: UN Comtrade), a día de hoy, tiene un comportamiento razonablemente sano, en unos níveles extremadamente similares a los que tenían los PIGS analizados antes de entrar en la Unión y que a continuación cayeron en picado.
Las principales
exportaciones ucranianas son esencialmente Hierro, Petróleo y
productos agrícolas. Algo más del 25% del total de sus
exportaciones están destinadas a Rusia, mientras que dedica algo
menos del 10% a sus tres principales socios comerciales en la UE:
Polonia, Italia y Alemania. En este mundo multipolar en el que se están
desdibujando los mapas de hegemonía política y económica, Europa
asestaría un duro golpe a Rusia al hacer virar el comercio ucraniano
hacia el Oeste.
La cosa está clara: con
una demanda estable o creciente, Europa necesita reducir su
dependencia exterior del petróleo. Ucrania es una pieza fundamental
no solo por su producción interna de crudo y gas, sino porque es la
puerta de entrada del gas ruso. Aún sin prever estas
tendencias inexorables, Europa aprendió una valiosa lección cuando
Putin cerró el grifo del gas a través de Ucrania y es sabedora
de la vital importancia que tiene la resolución de la encrucijada ucraniana.
La entrada de Ucrania en la UE sería un mal negocio para Rusia y uno incierto para la Unión Europea, pues permitiría resolver la cuestión del petróleo y el gas durante un tiempo pero, al mismo tiempo, profundizaría en el desequilibrio regional de la Unión. Además, con toda probabilidad, sería uno desastroso para una población que exige democracia y mejor calidad de vida, algo que, como sabemos, Europa no te garantiza.
La ciudadanía ucraniana
se echa a la calle en busca de la modernización económica y
política con la que suele identificarse la pertenencia a la Unión
Europea. Sin embargo, vemos que la cuestión no es tan simple y que,
una vez más, la realidad no tiene una sola cara y que en este puzzle
existen intereses encontrados. La entrada en la UE podrá estimular
la exportación de petróleo, aunque a costa de convertirse en
importador neto de productos elaborados de alto valor añadido y
terciarizando (economía de servicios) su economía, como se ha visto
en países que anteriormente recorrieron el mismo camino. De la
capacidad del pueblo ucraniano para dirimir su encrucijada teniendo
en cuenta todas las variables posibles depende su futuro.
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